Yo, personalmente, lo entendí al revés. Realicé muchas búsquedas acerca de los datos financieros de la empresa olvidándome por completo que para que ese ocupado empresario terminase de leer mis 50 palabras tendría que llamarle la atención. Se me pasó diferenciarme del resto de candidatos. Y ese fue mi fallo. Un fallo que podría haberme costado el puesto.
Luis Mª nos explicó que todo "anuncio" tiene que tener un esquema parecido a este:
- Encabezamiento. "Puñetazo en el ojo". Comenzar con algo que llame la atención del lector.
- Beneficios para ÉL. Nosotros no importamos. Al empleador le da igual que hablemos inglés, porque hoy en día la mayoría de las personas hablan inglés, lo que el lector quiere saber es para qué le sirve que tú sepas inglés.
- Texto justificativo. Competencias.
- Cierre. Eslogan final. Un buen cierre siempre marca la diferencia.
- Forma de contacto. Vivimos en la era de la tecnología, usémosla. Cuantas más formas de contacto mejor.
- Tipo de lenguaje. Palabras con fuerza, lenguaje poderoso.
Además, el profesor recalcó algo muy claramente: 50 palabras son 50 palabras, no 51, ni 52. Hay que respetar las reglas, si no sabes adaptarte al juego, es mejor que dejes jugar a quien sí sabe hacerlo.
HINT! Al di sopra di tutto, sé creativo, marca la diferencia.
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